Durante los últimos meses han pasado por nuestro laboratorio varios televisores de Hisense, pero ninguno de ellos era como este. En cierto modo, este es un dispositivo con un toque especial. Y es que es el primer televisor equipado con un panel OLED que esta marca ha lanzado en nuestro mercado, lo que inevitablemente lo ha colocado en posición de competir con las soluciones OLED de LG, Sony, Panasonic o Philips, entre otros fabricantes.
Su procedencia es china, y no japonesa o surcoreana, pero su pedigrí es exactamente el mismo de los televisores OLED de cualquiera de las marcas que acabo de mencionar por una razón de peso: su panel ha sido fabricado por LG Display. Al igual que el de las teles con matriz orgánica de estos fabricantes. Pero el panel, aunque es un ingrediente fundamental de la receta, no lo es todo. Precisamente son los ingredientes que lo rodean los que aportan el sabor. Los que marcan la diferencia. Y este es el terreno en el que este televisor de Hisense tiene que demostrarnos si está o no a la altura.
Hisense O8B: especificaciones técnicas
Basta echar un vistazo a la tabla de especificaciones que publicamos en esta sección del artículo para intuir que, sobre el papel, este televisor parece estar a la altura de las propuestas OLED de las marcas con las que compite en el mercado. Algunas de estas características, como su relación de contraste nativo o su capacidad de entrega de brillo, están estrechamente ligadas al panel. Y, por esta razón, es razonable que sean similares a las de los televisores OLED de otras marcas. Sin embargo, otras especificaciones reflejan que Hisense ha hecho los deberes.
Este televisor OLED es capaz de procesar todos los formatos HDR más utilizados actualmente, entre los que están Dolby Vision y HDR10+
Una baza muy interesante de este televisor es su compatibilidad con los estándares HDR más utilizados actualmente, lo que lo hace capaz de lidiar tanto con contenidos Dolby Vision como HDR10+. Las últimas propuestas de Panasonic y Philips también tienen esta capacidad, pero las de LG y Sony, sin embargo, no están preparadas para procesar los metadatos dinámicos de HDR10+ respetando la norma, aunque sí los de Dolby Vision. En cualquier caso lo realmente interesante es que este televisor de Hisense nos permite despreocuparnos del formato en el que están codificados los metadatos HDR de nuestros contenidos, lo que lo coloca a la misma altura a la que están sus rivales más aventajados en este escenario de uso.
Un componente de este televisor en el que merece la pena que nos detengamos un momento es su SoC, un chip Hi-View Pro Engine Quad Core/MSD6886 que se responsabiliza de ejecutar los algoritmos de procesado y mover el sistema operativo. El último televisor de Hisense que hemos analizado, el modelo H50U7B, ya lo incorporaba, y durante nuestras pruebas nos demostró ser capaz de ejecutar el sistema operativo VIDAA U3.0 con mucha suficiencia. De hecho, la experiencia que nos ofreció fue mejor que la que arrojaban los anteriores televisores de esta marca que hemos analizado, y que estaban equipados con un procesador de MediaTek. Más adelante comprobaremos si la experiencia que nos propone este SoC en este televisor OLED es o no convincente.
Cambiando de tercio, todos los televisores de Hisense que hemos analizado hasta ahora nos han demostrado que la marca china no descuida el rendimiento sonoro de sus propuestas. De hecho, el modelo ULED H65U9A, que pasó por nuestro laboratorio hace exactamente un año, nos sorprendió positivamente debido a que fue capaz de superar con autoridad el rendimiento sonoro de muchos de los modelos con los que iba a competir en su segmento de precio. No obstante, a diferencia de aquel este televisor OLED está capacitado para procesar y virtualizar audio Dolby Atmos, lo que debería colocarle un paso por delante del U9A si nos ceñimos a su capacidad de recrear un espacio de sonido tridimensional. En la sección en la que indagaremos en su rendimiento sonoro comprobaremos si su audio está a la altura de su apartado visual.
HISENSE OLED TV H55O8B | Características |
---|---|
PANEL | OLED 4K UHD de 55 pulgadas, 10 bits y relación de aspecto 16:9 |
RESOLUCIÓN | 3.840 x 2.160 puntos |
FRECUENCIA DE REFRESCO | 120 Hz |
HDR | Dolby Vision, HDR10 y HLG |
RELACIÓN DE CONTRASTE | 120.000:1 |
BRILLO (TÍPICO/PICO) | 150 nits/500 nits |
ÁNGULO DE VISIÓN | 178 grados |
LATENCIA DE ENTRADA | < 50 ms |
PROCESADOR DE IMAGEN | Hi-View Pro Engine Quad Core/MSD6886 |
SISTEMA OPERATIVO | VIDAA U3.0 |
SONIDO | 2 x 10 vatios Procesado Dolby Atmos |
CONECTIVIDAD INALÁMBRICA | WiFi 802.11ac Bluetooth |
CONECTIVIDAD | 4 x HDMI 2.0, 1 x CI+ 1.4, 2 x USB 2.0, 1 x audio digital óptico, 1 x entrada audio estereofónico, 1 x entrada vídeo compuesto y 1 x Ethernet |
SINTONIZADOR DIGITAL | 2 x DVB-T2/T/C/S2/S |
ETIQUETA ENERGÉTICA | Clase A |
DIMENSIONES | 1.225,9 x 754,2 x 271,8 mm (con base) |
PESO | 22,7 kg (con base) |
PRECIO | 1.302,68 euros |
Hisense H55O8B 55" OLED UltraHD 4K HDR
El diseño chino no tiene nada que envidiar al de las marcas japonesas y surcoreanas
Los prejuicios que hasta no hace mucho teníamos en occidente a la hora de valorar la calidad y el diseño de los productos que venían de China se han ido diluyendo poco a poco. Y lo han hecho gracias al buen trabajo que han llevado a cabo durante los últimos años marcas como Huawei, OPPO, OnePlus o Xiaomi, que nos han demostrado que sus smartphones son muy competitivos en términos de calidad constructiva y diseño. Con los televisores está sucediendo exactamente lo mismo que ha pasado antes con los teléfonos móviles: las marcas chinas se están «poniendo las pilas». Y se nota.
El diseño industrial y el acabado de este televisor OLED no tienen nada que envidiar a los de cualquier solución de gama alta de cualquiera de sus competidores con más tradición en este mercado. Los marcos son muy finos y están impecablemente mecanizados en metal. De hecho, recuerdan a los marcos de los televisores OLED de LG, por lo que en este terreno no puedo poner a este televisor ninguna pega. Y si nos fijamos en la parte trasera de este dispositivo, tenemos más de lo mismo. El panel ha sido recubierto por una lámina metálica que lo protege y da al televisor un aspecto premium que encaja muy bien con la vocación de gama alta que tienen los televisores OLED.
Como podéis ver en la siguiente fotografía de asegurar la correcta estabilidad del panel se responsabiliza una peana central metálica con unas dimensiones generosas. En los televisores de 55 pulgadas o más a mí me gustan más los pies laterales, y no las peanas centrales, porque confieren una mayor estabilidad al televisor, pero lo cierto es que esta peana es lo suficientemente ancha para resolver correctamente este apartado. Y en lo que se refiere a su mecanizado no tengo nada que objetar: es prácticamente perfecto. Además, su acabado en metal cepillado es bonito y le confiere un tacto agradable.
Esta es la experiencia de uso que nos propone este televisor
VIDAA, el sistema operativo que utiliza Hisense en sus televisores, ha agradecido mucho el salto de la revisión U2.5 que probamos en el modelo U9A a la U3.0 que tenemos tanto en este televisor como en el U7B que analizamos hace unos meses. La última versión de esta plataforma tiene una interfaz más estilizada y un poco menos intrusiva, lo que provoca que ahora se parezca más a Tizen que a Android TV, y en mi opinión esta es una buena noticia. La parte estética importa, sin duda, pero también es crucial que el chip que se responsabiliza de ejecutar el sistema operativo lo mueva con soltura, y aquí es donde entra en acción el procesador Hi-View del que hemos hablado brevemente unos párrafos más arriba.
VIDAA, el sistema operativo que utiliza Hisense en sus televisores, ha agradecido mucho el salto de la revisión U2.5 que probamos en el modelo U9A a la U3.0 que tenemos en este modelo
Este SoC consigue mover VIDAA U3.0 con fluidez, y tanto el tiempo que invierte en iniciar las aplicaciones como en ceder el control a otra sección de la interfaz es mínimo. Aun así, existe un pequeño desfase entre el instante en el que damos al dispositivo una orden desde el mando a distancia y el momento en el que esta tiene un efecto en la pantalla del televisor. La mejora es perceptible si comparamos esta latencia con la del modelo H65U9A que analizamos hace un año, pero sigue sin ser una plataforma tan rápida como Tizen, el sistema operativo que utiliza Samsung en sus televisores, o webOS, el que implementa LG en los suyos. Aun así, mi valoración es positiva porque es lo suficientemente rápido para ofrecernos una experiencia satisfactoria.
Somos conscientes de que la calidad de imagen que nos ofrecen los televisores actuales nada más sacarlos de la caja es muy importante porque la mayor parte de los usuarios no dispone de los medios y los conocimientos necesarios para calibrar meticulosamente su nuevo televisor. Afortunadamente las marcas lo saben, y durante los dos últimos años hemos comprobado que los televisores, especialmente los de gama alta, salen de fábrica mejor calibrados que nunca. Este dispositivo OLED no es una excepción.
Si he de quedarme con una virtud de este televisor ciñéndome a su calidad de imagen elegiría lo bien afinado que está su color. Tanto, de hecho, que no me atrevería a tocarlo sin utilizar un colorímetro y el software adecuado. No iguala la sobresaliente calibración con la que salen de fábrica los televisores de gama alta de Sony y Panasonic, que en mi opinión son las marcas que mejor resuelven este apartado, pero sí está a la altura del «notable alto» que en este apartado daría a los dispositivos de, por ejemplo, LG y Philips.
Aquellos usuarios que tengan la paciencia y los recursos necesarios para afinar más la calibración de este televisor tienen a su disposición un abanico de parámetros avanzados muy amplio. Aunque, de nuevo, no iguala la ambición de los menús de ajuste que podemos encontrar en los OLED de Panasonic, que en este terreno me parecen insuperables. En AV Forums han llevado a cabo una calibración muy meticulosa que está alineada con mis observaciones, y han concluido que este televisor es capaz de cubrir aproximadamente el 70% del espacio de color BT.2020, una cobertura que no está pero que nada mal.
El mando a distancia de los televisores también suele tener un impacto importante en nuestra experiencia como usuarios, y el de este televisor me ha deparado varias sorpresas muy gratas. La primera de ellas es que tiene la solidez que los usuarios debemos exigir al mando de un televisor de gama alta que supera sensiblemente los 1.000 euros, algo que, desafortunadamente, no es ni mucho menos lo habitual. Muchos televisores de varios miles de euros incorporan mandos a distancia endebles que dejan mucho que desear. La otra cualidad de este mando a distancia es que incorpora cuatro botones de acceso directo a YouTube, Netflix, Prime Video y Rakuten TV, y no solo el par de botones presente en la mayor parte de sus competidores. Esta característica me parece un acierto, así que a este mando no puedo ponerle ni un solo «pero».
Calidad de imagen: un OLED de «pura cepa» con ganas de competir
Para poner a prueba este televisor recurrí a mi batería de tests habitual, de la que forman parte películas en formato físico como ‘La llegada’, ‘El renacido’ o ‘Blade Runner: 2049’, todas ellas en Blu-ray 4K y Blu-ray Disc, y con una fotografía excepcional. También utilicé ‘Kill Bill: Volumen 1’ y ‘Salvar al soldado Ryan’ en DVD para evaluar el escalado desde resolución estándar, así como contenido de YouTube y Netflix de calidad que conozco al dedillo. Y como fuente recurrí a nuestra imprescindible consola Xbox One X, que es capaz de leer sin despeinarse todos estos soportes físicos.
De la colorimetría, que es uno de los apartados en lo que se refiere a la calidad de imagen mejor resueltos por los ingenieros de Hisense en este televisor, ya hemos hablado con cierta profundidad en la sección anterior. Solo me gustaría añadir que una manera muy sencilla de comprobar si la saturación del color es la apropiada consiste en fijarse en el tono y la textura que el televisor da a la piel de los actores en alguna película con una fotografía cuidada, como cualquiera de las que he mencionado en el párrafo anterior. La piel es un objeto muy difícil de reproducir con naturalidad, y en este terreno este televisor sale airoso.
En lo que se refiere a la profundidad del negro puro, como podéis intuir en algunas de las fotografías que ilustran este artículo, este televisor rinde como cabe esperar de un dispositivo OLED de última generación. Según Hisense es capaz de reducir la capacidad de entrega de brillo a 0,0005 nits, un valor mínimo que no he podido corroborar, pero lo que sí he observado durante las pruebas es que sus negros establecen un marco de referencia perfecto para que los demás colores se luzcan. En este terreno este televisor está a la altura de los OLED que he analizado durante 2019 de marcas como LG, Sony o Panasonic.
Su relación de contraste nativa también es sobresaliente, una cualidad que tiene un impacto beneficioso en la cantidad de detalle que el televisor es capaz de recuperar en las regiones en sombra. En este terreno rinde realmente bien, aunque no es el dispositivo OLED más detallado que he analizado. En esta prueba en particular el televisor con panel orgánico que más detalle recupera en zonas oscuras de los que he tenido la oportunidad de analizar es el GZ2000 de Panasonic, seguido muy de cerca por el AG9 MASTER Series de Sony. Este televisor de Hisense no está a ese nivel de absoluta referencia, pero rinde muy bien. En este ámbito en particular el procesado de imagen que han puesto a punto tanto Sony como Panasonic les mantiene un paso por delante de sus competidores.
En YouTube podemos encontrar varias colecciones de vídeos de mucha calidad que nos pueden ayudar a identificar si el panel tiene alguna deficiencia a la hora de entregar la luz en los fotogramas conflictivos (‘The HDR Channel’ y ‘4K Eye’ son dos de mis canales favoritos). A pesar de invertir en esta prueba 30 minutos y utilizar un microscopio digital no pude identificar ninguna deficiencia en lo que se refiere a la uniformidad del panel. Aunque, eso sí, su capacidad máxima de entrega de brillo es ligeramente inferior a la que nos proponen algunos de sus competidores, como el GZ2000 de Panasonic, que en este terreno es intratable, o el C9 de LG. En cualquier caso, esto no significa que su HDR no sea espectacular. Lo es, especialmente con los contenidos Dolby Vision, con los que este televisor se siente particularmente cómodo.
En lo que se refiere a la resolución del movimiento este televisor está a muy buen nivel, aunque no alcanza la suavidad y la nitidez que Sony y Panasonic han conseguido implementar en sus televisores más avanzados después de muchos años de refinado de sus algoritmos de control del movimiento. En este escenario Hisense cumple, pero tiene margen de mejora si quiere ponerse a la altura de sus competidores más aventajados. Por último, en lo que se refiere al escalado no pude apreciar una diferencia significativa entre este televisor y los últimos dispositivos que he analizado de Philips, LG y Sony: cuando se efectúa desde una fuente 1080p la cantidad de detalle que es capaz de preservar manteniendo el realce de contornos bajo control es muy alta, lo que me recuerda el dominio que han adquirido todos los fabricantes de televisores en este escenario de uso tan importante.
Así rinde con videojuegos
Nuestra consola Xbox One X no tiene un papel protagonista únicamente cuando evaluamos la calidad de imagen de los televisores que pasan por nuestro laboratorio; también es nuestra herramienta más importante a la hora de identificar qué tal rinde una tele con videojuegos. Los títulos que he utilizado con este televisor son los de siempre: ‘Forza Horizon 4’, ‘Halo 5: Guardians’ y ‘Mortal Kombat 11’. Estos juegos son ideales porque son muy sensibles a la latencia de entrada, de manera que si es excesiva resulta muy fácil identificarla.
Como hemos visto, este televisor tiene una baza muy interesante que es tan valiosa con películas como con juegos: es compatible con todos los formatos de HDR más utilizados actualmente. Sin embargo, no implementa las dos especificaciones habitualmente asociadas a HDMI 2.1 más atractivas para jugar con las que cuentan algunos de sus competidores, como son los televisores de gama alta de LG y Samsung: VRR (frecuencia de actualización variable) y ALLM (modo automático de baja latencia). Samsung ha demostrado que estas prestaciones se pueden introducir en un televisor aunque no cuente con conectividad HDMI 2.1, y es una lástima que este modelo OLED no las incorpore.
En lo que se refiere a la latencia que obtenemos al activar el modo juego, que, curiosamente, se habilita desde el menú de ajuste de los parámetros de imagen y no desde la sección de modos de imagen, ‘Mortal Kombat 11’ es toda una revelación. Hisense anuncia que la latencia de este televisor es inferior a los 50 ms, y sí, estoy seguro de que es cierto. Sin embargo, también estoy convencido de que oscila entre 40 y 50 ms, y es una latencia algo elevada. Se puede jugar con él sin mayor problema y nuestra experiencia será buena porque su calidad de imagen es alta y su tiempo de respuesta mínimo, pero es muy probable que los jugones más avanzados y aquellos a los que les gusta competir on-line echen de menos una latencia más baja. En este escenario de uso este televisor tiene margen de mejora.
Calidad de sonido: cumple, pero no sobresale
Aún recuerdo perfectamente lo mucho que me impactó el sonido del H65U9A de Hisense cuando lo analicé hace ya un año. Este televisor incorpora una barra de sonido muy estilizada adosada a la parte inferior del panel diseñada y ecualizada por JBL que lo dota de un audio con una calidad superior a la media. Desafortunadamente, no me ha sucedido lo mismo con este televisor OLED. Su sonido es digno, pero no iguala en absoluto el rendimiento del modelo U9A. Es uno de esos televisores cuyo sonido es suficiente para un uso ocasional, pero que requieren la complicidad de un equipo de audio externo si queremos que en este apartado estén a la altura de lo que nos proponen si nos ceñimos a su calidad de imagen.
La forma en la que este televisor resuelve las frecuencias medias, un rango del espectro audible en el que reside la voz humana, y los agudos no está mal porque tienen suficiente detalle. Sin embargo, sus carencias son evidentes si nos fijamos en su extremo grave y en el incremento de la distorsión cuando llevamos el volumen más allá del 70% del valor máximo. El comportamiento sonoro de este televisor es el habitual en la mayor parte de los dispositivos; de hecho, lo que no es frecuente es que una tele actual suene tan bien como lo hacen la U9A de la propia Hisense, o la GZ2000 de Panasonic, por ejemplo. Mi consejo para conseguir que la calidad de sonido de este televisor esté a la par de su calidad de imagen es apostar por una buena barra de sonido, o, mejor aún, por un equipo de sonido multicanal dedicado.
Hisense O8B: la opinión y nota de Xataka
La llegada de un nuevo jugador a la liga de los televisores OLED es una muy buena noticia para los usuarios, sobre todo si es capaz de colocar en las tiendas un producto tan competitivo como este. Hasta ahora el televisor de nueva generación con panel orgánico con el precio más atractivo era el modelo B9 de LG, pero en la práctica no es difícil encontrar este O8B de Hisense incluso más barato que el de la marca surcoreana. Curiosamente ambos televisores son más económicos que los dispositivos de alta gama con panel LCD de la propia LG, Sony o Samsung, lo que refleja que, afortunadamente, la tecnología OLED es ahora mucho más accesible que hace solo tres o cuatro años.
Si nos ceñimos a su calidad de imagen este televisor compite de tú a tú en parámetros como la profundidad del color negro, la relación de contraste subjetiva y la colorimetría con las propuestas OLED de LG, Sony o Panasonic. La habilidad con la que sus algoritmos de procesado resuelven el detalle en las regiones en sombra, las altas luces y el movimiento no está nada mal, pero no alcanza el nivel de excelencia de los modelos más avanzados de Sony y Panasonic, que en mi opinión son la referencia en este terreno. En cualquier caso, desde un punto de vista global la calidad de imagen de este televisor roza el sobresaliente.
También tiene a su favor su compatibilidad con los estándares HDR más utilizados actualmente, entre los que se encuentran Dolby Vision y HDR10+, y una calibración de fábrica muy bien afinada que permite disfrutarlo mucho nada más sacarlo de la caja y sin necesidad de tocar prácticamente nada. Sus puntos más débiles son, más allá del margen de mejora que tienen los algoritmos de procesado de la imagen de los que he hablado en el párrafo anterior, la ausencia de las tecnologías VRR y ALLM, así como una latencia algo elevada. Pero estas dos carencias solo son importantes con videojuegos. Con las películas y las series este televisor se siente muy cómodo. Tanto como la mayor parte de los dispositivos OLED a los que ha llegado decidido a plantar cara.
8,5
A favor
- Su calidad de imagen global es muy alta
- Es compatible con Dolby Vision, HDR10+ y HDR10
- La colorimetría viene muy bien afinada de fábrica
- La interfaz de VIDAA ha mejorado mucho y ahora es menos intrusiva
En contra
- El procesado de imagen de Hisense tiene margen de mejora para ponerse al nivel de sus competidores más aventajados
- No implementa ni VRR ni ALLM, algo importante con videojuegos
- Su latencia al activar el modo para juegos es elevada
El televisor ha sido cedido para la prueba por parte de Hisense. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
Hisense H55O8B 55" OLED UltraHD 4K HDR
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