Chang’e-6: China dio un “gran salto” para vencer a EEUU en el regreso a la Luna

Chang'e-6
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La misión Chang'e-6 de China despegó este viernes 3 de mayo. Pero aunque esta ambiciosa misión tiene un objetivo que en sí mismo ya es histórico -obtener las primeras muestras de la cara oculta de la Luna- es apenas un paso en la conquista de un objetivo mucho mayor: vencer a EEUU en la carrera para volver a poner seres humanos en la superficie de nustro satélite natural.

La línea de meta de esa carrera es, especificamente, el cráter Shackleton, en el polo sur lunar. Esa zona, ubicada aproximadamente a 11.000 km del lugar en el que Neil Armstrong puso su huella en el regolito lunar, es la mejor esperanza de que los próximos visitantes a la Luna puedan hallar depósitos de hielo que les permitan obtener agua, oxígeno respirable e incluso combustible.

EEUU se dice confiado en poner astronautas en la Luna antes de 2030, y las autoridades de la Nasa creen que van adelante en la carrera. Pero el éxito de Chang’e-6 sería visto como una demostración de la solidez del programa especial chino, y una señal de que los “taikonautas” (la versión china de los astronautas estadounidenses o los cosmonautas rusos) podrían llegar primero.

Chang'e-6 hace historia

El viaje de 53 días de Chang'e-6 comienza con un delicado ballet espacial que llevará una nave a la órbita lunar, del que se desprenderá un módulo de aterrizaje que será lanzado al cráter Apolo, en el hemisferio sur de la cara oculta de la Luna.

Chang'e-6

Este lado oculto contiene un tesoro de pistas potenciales sobre la historia de la Luna, y tal vez incluso de la Tierra. Sin embargo, explorarlo es incluso más complicado, porque como la Tierra no puede verlo directamente, la comunicación con el módulo de aterrizaje requiere un satélite de retransmisión especial. Queqiao-2, que China lanzó a principios de este año.

Una vez aterrice, Chang'e-6 tendrá mucho que hacer: lo primero será perforar dos metros, recoger muestras del suelo lunar y guardarlas para el viaje de regreso. Pero antes, el módulo de aterrizaje debe reunirse y acoplarse con el orbitador, una delicada danza que ocurrirá en la oscuridad del espacio.

La preciosa carga será transferida, entonces, a una cápsula de reentrada, que deberá realizar un aterrizaje controlado en Mongolia.

Esta misión se basa en el éxito de Chang'e-5, que recogió muestras lunares “jóvenes” del lado cercano en 2020. También sigue a Chang'e-4, la histórica misión de 2019 que aterrizó a un dúo robótico en el lado oscuro por primera vez.

China ha buscado que su histórica misión no sea un acto en solitario. Chang'e-6 transporta cargas útiles con experimentos de Francia, Suecia e Italia e incluso un cubesat (una clase de nanosatélites que utilizan un tamaño y un factor de forma estándar) paquistaní, lo que muestra las crecientes colaboraciones internacionales de China en la exploración espacial.

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